Relaciones abiertas: Abrir tu relación también es un acto de amor.
Las relaciones abiertas a través de los ojos de gran parte de la sociedad se enfocan solamente en la parte sexual, además se le adjunta al concepto de sinceridad una connotación completamente desencajada: ¡Inmoral!
Se puede perfectamente hablar por todos, al subrayar lo más evidente al estar en una relación. Dejando de lado el romanticismo, las almas gemelas, “la persona indicada”, existe una realidad latente; El “Hasta que la muerte nos separe” puede llegar incluso antes de dejar este plano.
Se cree que el querer estipular una relación abierta, es no querer ninguna clase de compromiso, poder ir saltando de cama el cama, ir de aquí para allá probando hasta que exista alguien que sea “digno” de quedarse. No se puede negar que hay personas que eso entienden por Relación Abierta y que a partir de quiénes lo llevan así, han nacido todos estos conceptos errados.
En realidad ser participe de una Relación Abierta, requiere de un compromiso diferente y en ocasiones mayor que el de Relaciones Convencionales. Sin lugar a dudas, las Relaciones Abiertas, como en todo, tienen individualmente acuerdos distintos, maneras de llevarlo únicas. Pero en esencia, requiere de algo fundamental: Sinceridad.
La cruda realidad es que todos, absolutamente todos. Al estar en una relación hemos caído en el irremediable encanto, la evidente atracción, el anhelo incontrolable por otra persona. Y nos repetimos lemas de amor por nuestra pareja, nos convencemos una y otra vez, de que nuestra pareja es lo único que importa en este mundo lleno de personas que nos puedan gustar. Y no deja de ser cierto el incomparable amor que sientes por tu pareja, ni el irrefutable hecho de que las personas que te gustarán a lo largo de tu vida, además de tu pareja, jamás se van a evaporar.
Me esmeraría en describirles cómo se siente coquetear, que te sonrían, sentirse deseadx y demás. Tampoco tengo que contarles todo lo que esto aporta a nuestra salud, ni cómo estar en el juego constantemente te da un extra de vida. ¡Por que todo eso ya lo saben! Al encontrar a nuestra pareja, todo es así. Siempre es primavera, pero hasta el “Siempre es primavera” cambia de estación. ¿No sería fabuloso vivir siempre así? ¿No lo sería aún más vivir tu propia primavera, y ver cómo la persona que amas lo hace también?
No hablo de infidelidad, ni de alentar a tu pareja a que coqueteé a diestra y siniestra, que vaya y se acueste con cuanta persona se le haga atractiva. Hablo de una confianza entera, de ser conscientes de que tener una relación no es sinónimo de pertenecía. Ser consciente de que tanto amas a esa persona, que no te atreverías a robarle el agradable placer de sentirse deseada, de desear a alguien más. De explorar su sexualidad al máximo, si así lo quisiera. (Porque tampoco es obligatorio).
Celos y discusiones pasionales, cualquiera. Pero no cualquiera es capaz de admirar cómo tú y tu pareja pueden ser felices hablando de frente, lo que todos los demás se esfuerzan por esconder. ¿Ser infiel? Cualquiera. Y no se confundan, esto no se convierte en Poliamor o algo por el estilo. Sigue siendo una relación de dos.
Abrir una relación es un acto de amor gigantesco que, por el límite impuesto por la sociedad es difícil de llevar. Pero ya hemos roto estigmas antes, no puede ser tan difícil en realidad. Y empieza a ser un acto de amor, desde el momento que hablas de frente, una realidad que todos vivimos en mayor o menor medida. La única diferencia es que, ¡Tú estas diciendo lo que todos pensamos y callamos!